Saltar al contenido

Guía de viaje a Cudillero: El pueblo pesquero de cuento de Asturias

Cudillero es ese lugar que te hace creer en los cuentos de hadas marinos. Imagina un pueblo donde las casas de colores descienden en cascada por la montaña hasta besar el mar Cantábrico, formando un anfiteatro natural que parece diseñado por un arquitecto con demasiada imaginación y buen gusto.

Si estás buscando qué ver en Cudillero, dónde saborear el mejor marisco o simplemente perderte en un laberinto de callejuelas empinadas con vistas de postal, has llegado al lugar indicado. Esta guía resolverá todas tus dudas sobre Cudillero, Asturias: desde cómo llegar sin perderte en el intento, hasta dónde aparcar sin vender un riñón, pasando por los rincones imprescindibles y esos restaurantes donde comerás como los dioses del Cantábrico.

Este pueblo de Cudillero no es solo fotogénico (aunque tu Instagram va a explotar), es auténtico. Aquí el turismo convive con la tradición pesquera, los pixuetos —así se llaman los habitantes locales— siguen saliendo a faenar al amanecer, y el olor a mar se mezcla con el de la sidra en cada esquina. Es pequeño, sí, pero concentra más encanto por metro cuadrado que muchas ciudades grandes en kilómetros enteros.

¿Por qué visitar Cudillero?

Porque hay lugares que se visitan y lugares que se sienten. Cudillero turismo no es de esos destinos que tachas en una lista y sigues adelante. Es de los que te hacen bajar la cámara y simplemente mirar. De los que te obligan a caminar despacio, no solo por las cuestas (que las hay, y pronunciadas), sino porque cada rincón merece una pausa. Aquí te cuento por qué este pueblo se ha ganado el título de uno de los más bonitos de España.

Por Que Visitar Cudillero
Por qué visitar Cudillero

Un entramado de casas de colores

Lo primero que te va a dejar con la boca abierta es su arquitectura. Las casas se apilan unas sobre otras en una sinfonía cromática de rosas, amarillos, verdes y azules que parecen competir por ver cuál llama más la atención. No hay dos iguales. Cada fachada cuenta una historia, cada balcón tiene su personalidad, y el conjunto forma ese anfiteatro natural que ha convertido a Cudillero en un imán para fotógrafos y románticos incorregibles.

La disposición del pueblo no es casualidad: los marineros querían ver el puerto desde sus casas, vigilar que sus barcos estuvieran bien amarrados y anticiparse a las tormentas. El resultado es una obra maestra involuntaria de urbanismo marinero que desafía la gravedad y el sentido común arquitectónico moderno.

Esencia marinera y tradición pixueta

Los pixuetos (así se autodenominan los habitantes de Cudillero) están orgullosos de su origen pesquero. Aquí no se juega con el mar: se le respeta, se le teme y se le ama a partes iguales. La tradición marinera impregna cada piedra del pueblo, desde la lonja donde se subasta el pescado fresco cada tarde, hasta las conversaciones en los bares donde los marineros jubilados cuentan batallas contra temporales que parecen sacadas de Moby Dick.

Una de las tradiciones más curiosas es L’Amuravela, una fiesta que se celebra el primer fin de semana de julio donde un pixueto disfrazado de maromo recita un discurso satírico en dialecto local burlándose de los acontecimientos del año. Es irreverente, es político, es único. Si coincides con estas fechas, no te lo pierdas.

Gastronomía que es un festival

Hablemos claro: vienes por las vistas, pero te quedas por la comida. La gastronomía Cudillero es para tomarla en serio. Aquí el pescado llega del barco al plato en cuestión de horas, y el marisco se pasea por las mesas con esa arrogancia que solo tienen los productos que saben que están buenísimos. Pixín (rape), merluza, nécoras, percebes, centollos… la carta de cualquier restaurante portuario parece el inventario de un acuario gourmet.

Y luego está el bollo preñao, ese bocado de chorizo envuelto en masa de pan que es puro confort food asturiano. Perfecto para reponer fuerzas después de subir y bajar las cuestas infinitas del pueblo.

Qué ver y hacer en Cudillero: Imprescindibles

Ahora viene lo bueno. Qué ver en Cudillero no es una pregunta con respuesta corta, pero tampoco necesitas una semana para exprimirlo. El pueblo es compacto, pero cada rincón tiene su magia. Aquí van los imprescindibles que no puedes perderte.

Perderte por el laberinto del pueblo

Lo primero que tienes que hacer en Cudillero es lo más simple y lo más gratificante: perderte. Sin mapa, sin Google Maps, sin plan. Sube por esas callejuelas estrechas que parecen no llevar a ninguna parte, baja escaleras empinadas que te hacen cuestionar tu forma física, asómate a miradores improvisados entre casas y déjate sorprender.

Que Ver Y Hacer En Cudillero
Qué Ver Y Hacer En Cudillero

Cada esquina es una postal. Ventanas con macetas de geranios, gatos tomando el sol en umbrales centenarios, abuelas asomadas a balcones de madera que parecen desafiar la ley de la gravedad. El encanto de Cudillero no está en marcar casillas turísticas, está en callejear sin rumbo y empaparse de ese ritmo pausado de pueblo pesquero que se niega a acelerar el paso.

Mirador de la Garita: La foto perfecta

Pero si hay que elegir un sitio, ese es el Mirador de la Garita. Es LA FOTO de Cudillero, la que has visto mil veces en Instagram y la que vas a hacer tú también porque es imposible resistirse. Desde aquí se ve el anfiteatro completo: el puerto, las casas trepando por la montaña, los barcos de colores reflejándose en el agua.

Mirador De La Garita
Mirador De La Garita

Para llegar es facilísimo: desde la carretera principal (N-632) hay un acceso señalizado. Puedes aparcar en una pequeña explanada cerca del mirador si tienes suerte, o caminar unos minutos desde el aparcamiento del cementerio. El mejor momento para la foto es al atardecer, cuando la luz dorada baña las fachadas y el mar adquiere ese tono azul profundo que no parece real. Pero ve preparado: en verano y fines de semana esto se llena más que un concierto de rock.

La plaza de la Marina y el anfiteatro

El corazón palpitante de Cudillero es la Plaza de la Marina. Aquí está la lonja, el epicentro de la actividad pesquera. Si madrugas (y cuando digo madrugar digo de verdad, sobre las 5-6 de la mañana), puedes ver la llegada de los barcos y la subasta del pescado. Es un espectáculo de tradición pura donde los compradores van pujando por las cajas de pescado recién capturado.

Alrededor de la plaza hay una concentración de restaurantes y sidrerías donde se come divinamente. Es la zona más turística, sí, pero también la más auténtica. Los precios son razonables si evitas las trampas para turistas (cualquier sitio que tenga fotos gigantes del menú en la puerta es sospechoso) y optas por lugares donde veas a locales comiendo.

Iglesia de San Pedro

Aunque Cudillero no es precisamente un destino de turismo religioso, la Iglesia de San Pedro merece una visita rápida. Está en lo alto del pueblo, lo que significa más cuestas (lo siento, pero aquí todo es subir o bajar), pero las vistas desde allí compensan el esfuerzo cardiovascular.

La iglesia data del siglo XVI, con reformas posteriores que le dan un aire barroco peculiar. El interior es sencillo pero bonito, y el contraste entre la sobriedad del templo y el colorido desorden del pueblo a sus pies tiene su encanto. Además, la placita de entrada es un buen spot para tomar aire antes de seguir explorando.

El faro de Cudillero y los acantilados

Si te gusta caminar y quieres alejarte un poco del bullicio del puerto, el Faro de Cudillero es tu plan. Está a unos 3 kilómetros del centro, por la carretera de la costa (puedes ir en coche o andando si eres de los que se toman en serio eso del senderismo).

El Faro De Cudillero
El Faro De Cudillero

El faro en sí no es visitable por dentro, pero el paisaje de acantilados y el batir de las olas contra las rocas son de esos momentos zen que necesitas después de lidiar con las hordas turísticas del centro. Hay varios miradores naturales por la zona donde puedes sentarte a contemplar el infinito mientras te comes un bocadillo y te sientes protagonista de una película indie.

Playas cercanas: La del Silencio y la Concha de Artedo

Cudillero no tiene playa propiamente dicha en su casco urbano (el puerto no cuenta), pero muy cerca hay dos joyas que merecen totalmente el desvío.

Playas Cercanas a Cudillero
Playas CercanasCudillero
  • La playa del Silencio está a unos 8 kilómetros y es de esas playas que parecen sacadas de una novela de aventuras. Pequeña, salvaje, rodeada de acantilados y con ese aire de «estoy al fin del mundo» que la hace especial. Ojo: el acceso es por una escalera empinada (¿ves un patrón en Asturias con las pendientes?), y no hay servicios, así que ven preparado. El nombre no es casualidad: el silencio aquí es casi religioso, roto solo por el sonido de las olas.
  • La Concha de Artedo está a unos 5 kilómetros en dirección contraria. Es más grande, más familiar y con mejores accesos. Perfecta si viajas con niños o si tu nivel de aventurero tiene límites. La arena es fina, el agua está helada (estamos en el Cantábrico, no te olvides), pero en un día soleado es un plan perfecto para completar tu fin de semana en Cudillero.

Itinerario sugerido para tu visita

Vale, toda esta información está genial, pero ¿cómo lo organizo? Aquí van dos propuestas realistas según el tiempo que tengas.

Cudillero en un día (escapada express)

Si solo tienes un día, hay que optimizar. Llega temprano (tipo 10 de la mañana) para encontrar sitio donde aparcar sin sufrir. Empieza por el Mirador de la Garita para hacerte la foto de rigor y tener una perspectiva general del pueblo. Luego baja al centro y piérdete por las calles durante una hora u hora y media. Sin prisa, parándote donde te apetezca.

Cudillero En Un Dia
Cudillero En Un Dia

Sobre las 13:30-14:00 busca un restaurante en la Plaza de la Marina para comer pescado fresco o marisco. Después de comer (y echar una siesta si el cuerpo pide), da un paseo por el puerto, acércate a la lonja si hay movimiento, y sube hasta la Iglesia de San Pedro para ver el atardecer desde arriba. Si te sobra tiempo y energía, acércate a la playa de la Concha de Artedo para un baño o simplemente para contemplar el mar desde otro ángulo.

Fin de semana perfecto en Cudillero

Con dos días la cosa cambia y puedes saborear Cudillero con más calma, que es como se merece. El primer día sigue el plan anterior pero sin agobios. Por la tarde-noche cena en alguna sidrería de las cuestas altas (alejadas del puerto suelen ser más económicas y con más locales) y disfruta de la escancia de la sidra.

El segundo día dedícalo a explorar los alrededores. Por la mañana ve a la playa del Silencio, pasa allí unas horas disfrutando de la naturaleza salvaje. Come en algún restaurante de la zona o vuelve a Cudillero si no puedes resistirte a su llamada. Por la tarde visita el faro y los acantilados, o si prefieres pueblos cercanos, acércate con un free tour a Luarca (a 30 km) que también es una preciosidad, o a Avilés (a 40 km) si te apetece algo más urbano.

Dónde comer en Cudillero

Hablemos sin tapujos: dónde comer en Cudillero es una de las preguntas más importantes de tu viaje. Aquí no vienes a hacer dieta, vienes a rendirte ante los placeres del Cantábrico.

Los platos típicos que no puedes perderte

El bollo preñao es el rey indiscutible del street food pixueto. Chorizo envuelto en masa de pan, horneado hasta que la grasa del embutido empapa la miga. Suena mal para el colesterol, sabe a gloria. Lo encuentras en panaderías y bares, y es perfecto para un tentempié mientras callejeas.

El marisco del día depende de lo que hayan pescado. Nécoras, centollos, percebes, bogavantes… pregunta qué hay fresco y tírarte a la piscina. Los pixuetos saben cocinar el marisco como nadie: simple, con respeto al producto, dejando que el sabor del mar hable por sí solo.

La merluza a la cazuela es un clásico asturiano que en Cudillero alcanzan la perfección. Merluza en salsa verde con guisantes, almejas y huevo duro. Reconfortante, sabroso, para chuparse los dedos. Otros pescados habituales son el pixín (rape), la lubina y el rodaballo.

Y el sorropotún, un guiso de bonito con patatas y pimientos que es puro sabor marinero concentrado. No está en todas las cartas pero si lo ves, pídelo. Es tradición pura en formato plato.

Recomendaciones de restaurantes y sidrerías

En la Plaza de la Marina y el puerto tienes la mayor concentración de opciones. Busca sitios con buena pinta pero sin aspecto de trampa turística extrema. Restaurante El Remo, La Galana o Mariño son opciones fiables donde comerás bien sin arruinarte.

Si subes por las cuestas hacia la parte alta del pueblo, encontrarás sidrerías más tranquilas y económicas donde los menús del día rondan los 12-15 euros y son abundantes. Casa Fernando o El Faro (no confundir con el faro de verdad) son buenas opciones.

Para una experiencia más gourmet, Restaurante Selgas tiene fama de ser de lo mejor de la zona, con pescados y mariscos de primera y una carta de vinos bien elegida. Los precios suben, pero la calidad también.

Un consejo: evita comer a las 14:00 en punto si puedes. A esa hora todo el mundo tiene hambre, las mesas se llenan y el servicio se colapsa. Come tipo 13:30 o 15:00 y tu experiencia mejorará exponencialmente.

Consejos prácticos para tu viaje

La teoría está muy bien, pero la práctica tiene sus trucos. Aquí van los consejos que te van a hacer la vida más fácil en tu visita a Cudillero.

¿Cómo llegar a Cudillero?

  • En coche es la opción más cómoda y flexible. Desde Oviedo son unos 55 km (autopista A-8 y después N-632), menos de una hora. Desde Gijón, unos 70 km por la misma ruta. Desde Madrid son unos 460 km, unas 5 horas. Si vienes de la zona occidental de Asturias (Luarca, Tapia), por la N-632 tardas entre 20-40 minutos.
  • En autobús tienes líneas de ALSA que conectan Cudillero con las principales ciudades asturianas (Oviedo, Gijón, Avilés). La frecuencia no es altísima, especialmente entre semana, así que planifica bien los horarios. Los fines de semana suele haber más conexiones. Consulta horarios en la web de ALSA porque varían según temporada.

Lo que NO hay en Cudillero es estación de tren. La más cercana está en Pravia (a unos 25 km), pero desde allí necesitarías taxi o autobús para completar el trayecto, así que no es la opción más práctica.

Mejor época para visitar

Cudillero Asturias tiene personalidades diferentes según la estación. El verano (julio-agosto) es cuando más vida hay: el pueblo se llena, hay ambiente nocturno, las terrazas están a tope y el clima es más amable (aunque «amable» en Asturias sigue siendo impredecible). El inconveniente: aparcamiento misión imposible, precios más altos y aglomeraciones.

Primavera (abril-junio) y otoño (septiembre-octubre) son para mí las mejores épocas. Menos gente, precios más razonables, clima todavía decente (aunque siempre con el chubasquero a mano porque estamos en Asturias). Los colores del otoño en los acantilados son espectaculares.

Invierno es más arriesgado. Hace frío, llueve bastante y algunos negocios cierran o reducen horarios. Pero si buscas autenticidad total, paz absoluta y ver el pueblo en modo «los pixuetos sin turistas», puede ser tu momento. Solo asegúrate de que lo que quieras visitar esté abierto.

El tiempo en Cudillero es el típico de la costa cantábrica: húmedo, cambiante y sorprendente. Puedes tener sol radiante por la mañana y diluvio por la tarde. Trae capas, paraguas o chubasquero, y mentalidad flexible. Forma parte del encanto norteño.

Dónde aparcar (el gran reto)

Seamos sinceros: aparcar en Cudillero puede ser tu mayor pesadilla o tu mayor victoria del día, dependiendo de tu suerte. El pueblo tiene calles estrechas y empinadas donde aparcar es imposible. La mayoría de plazas están reservadas para residentes.

Hay varios parkings públicos, siendo el principal el del cementerio, en la parte alta. Es de pago (no muy caro, unos 5-6 euros el día completo) pero es tu mejor opción en temporada alta. Desde allí caminas unos 10-15 minutos hasta el centro, cuesta abajo (luego te tocará subir, pero bueno, son las reglas del juego).

Otro parking está cerca del Mirador de la Garita, mucho más pequeño y que se llena rápido. Si llegas temprano (antes de las 10 de la mañana), puedes tener suerte.

En la N-632, en las zonas de entrada al pueblo, hay algunas plazas de aparcamiento gratuito en los márgenes, pero en verano es como ganar la lotería encontrar sitio. Mi consejo: llega pronto, asume que vas a aparcar lejos y caminar, y tu nivel de estrés bajará considerablemente.

Zapatos cómodos, ¡imprescindible!

No es broma. Cudillero es todo cuestas, escaleras, adoquines irregulares y pendientes que desafían las leyes de la física. Si vienes con tacones, chanclas finas o zapatos que no sean cómodos, vas a sufrir. Y mucho.

Unas buenas zapatillas deportivas o zapatos de caminar son obligatorios. También es recomendable traer algo impermeable porque las lluvias son frecuentes y las calles se vuelven resbaladizas. No te digo que vengas equipado para escalar el Everest, pero tampoco es paseo por terreno llano precisamente.

Conclusión: Cudillero te espera

Cudillero no es solo un pueblo bonito, es una experiencia sensorial completa. Es el olor a mar y sidra, el sabor del mejor marisco del Cantábrico, la imagen de esas casas de colores que desafían la gravedad, el sonido de las gaviotas y las olas, el tacto de los adoquines centenarios bajo tus pies cansados de subir y bajar cuestas.

Es un lugar pequeño que se hace grande por su autenticidad. Los pixuetos no han vendido su alma al turismo masivo: siguen pescando, siguen escanciano sidra con ese arte milenario, siguen hablando su dialecto en las esquinas. Y esa autenticidad es el verdadero tesoro de este pueblo de Cudillero.

Así que ya sabes: prepara zapatos cómodos, mucha hambre, la cámara cargada y ganas de dejarte sorprender. Cudillero te está esperando con los brazos abiertos (y las cuestas empinadas, pero ese es otro tema). Créeme cuando te digo que este anfiteatro natural asomado al Cantábrico se va a quedar grabado en tu memoria mucho después de que vuelvas a casa.

Nos vemos entre sus callejuelas de colores, con una copa de sidra en la mano y el mar como banda sonora. Cudillero es de esos lugares que no se visitan una sola vez.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Merece la pena visitar Cudillero?

Rotundamente sí. Cudillero es uno de esos pueblos que justifican un viaje por sí solos. Si te gustan los pueblos con encanto, la arquitectura marinera, la buena comida y los paisajes costeros, Cudillero te va a enamorar. Es pequeño, sí, pero concentrado en belleza y autenticidad. Además, está perfectamente ubicado para combinar con otros puntos de la costa asturiana en una ruta más amplia.

¿Se puede ir en transporte público?

Sí, pero con limitaciones. ALSA tiene líneas regulares desde las principales ciudades asturianas, pero la frecuencia no es muy alta, especialmente entre semana. Los horarios pueden condicionarte, así que si dependes del autobús tendrás que planificar bien tu visita. En verano hay más conexiones. Para moverte por los alrededores (playas cercanas, faro) sin coche es complicado, tendrías que recurrir a taxis o apps de transporte.

¿Es caro comer en Cudillero?

Depende de dónde y qué comas. La zona del puerto tiende a ser más cara por su ubicación privilegiada, pero tampoco es prohibitivo. Puedes comer un menú del día decente por 12-15 euros en las zonas más alejadas del epicentro turístico. Si te vas a marisco y pescados frescos en restaurantes del puerto, los precios suben (20-35 euros por persona fácilmente), pero la calidad suele justificarlo. Como en todas partes, hay opciones para todos los bolsillos si buscas con un poco de criterio.


Tours Civitatis en Cudillero

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *