Siempre habíamos soñado con conocer Marruecos, un país tan cercano y tan diferente al nuestro. Así que aprovechamos las vacaciones y nos fuimos con nuestros dos hijos, Lucas y Sofía, de 8 y 10 años, a vivir una aventura inolvidable.
Marruecos con niños, ruta de viaje
El primer día llegamos a Marrakech, una ciudad que nos cautivó por su ambiente y su belleza. Nada más salir del aeropuerto, nos recibió nuestro guía Hassan, que nos llevó al hotel y nos dio algunas indicaciones para disfrutar de la ciudad. Después de dejar las maletas, salimos a explorar la Plaza Yamaa el Fna, donde vimos un espectáculo increíble de encantadores de serpientes, músicos, bailarines y cuenta-cuentos. Los niños se lo pasaron en grande y probamos algunos dulces típicos.
Al día siguiente, empezamos nuestra ruta por el sur de Marruecos. Hassan nos recogió en el hotel con un 4×4 y nos llevó hacia el valle del Draa, donde admiramos las kasbahs, los palmerales y los pueblos bereberes. Paramos en uno de esos pueblos y nos invitaron a tomar un té de menta y a ver cómo hacían el pan y las alfombras. Nuestro hijos estuvieron jugando con los niños del pueblo e hicieron buenas migas. Por la tarde, llegamos a Tamnougalt, donde nos alojamos en una kasbah tradicional.
El tercer día fue el más emocionante de todos, porque llegamos al desierto del Sahara. Para llegar hasta allí, tuvimos que atravesar paisajes desérticos y montañosos, donde vimos algunos camellos, cabras y nómadas. Cuando llegamos a Merzouga, nos esperaban unos dromedarios para llevarnos por las dunas hasta nuestro campamento. Montar en dromedario fue muy divertido y disfrutamos del paseo por la arena dorada.
El campamento estaba formado por unas jaimas, donde dormimos bajo las estrellas. Antes de cenar, subimos a una duna alta para ver el atardecer, que fue uno de los momentos más bonitos del viaje. Luego, nos reunimos alrededor de una hoguera y unos músicos bereberes estuvieron tocando su música tradicional con tambores y cantando sus canciones. Nosotros también cantamos y bailamos con ellos. Lo pasamos todos genial.
El cuarto día nos despertamos con el amanecer en el desierto, que fue otro momento espectacular. Caminar por la arena fresca de la noche es una sensación que jamás olvidaré. Después de desayunar, volvimos a montar en los dromedarios para regresar a Merzouga, donde nos esperaba Hassan con el 4×4. Antes de salir del desierto, visitamos el pueblo de Khamlia, donde viven los gnawa, unos descendientes de esclavos africanos que tienen una música y una danza muy particulares.
Tuvimos la suerte de ver una actuación de unos músicos gnawa que nos impresionaron con sus instrumentos, sus voces y sus movimientos. Los niños se animaron a tocar y a bailar con ellos. Después, salimos hacia el valle del Todra, donde hicimos un trekking por las impresionantes gargantas del Todra. Por la tarde, llegamos al hotel, que tenía piscina, donde nos dimos un chapuzón y nos relajamos mientras recordábamos lo maravilloso que era el desierto de Marruecos.
El quinto día salimos hacia Ouarzazate, pasando por el valle del Dades y la kasbah de Ait Benhaddou. El valle del Dades tiene unas formaciones rocosas muy curiosas que se llaman “dedos de mono”. La kasbah de Ait Benhaddou es una ciudad fortificada que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y donde se han rodado muchas películas. Al visitarla nos sentimos como metidos en plena película.
En Ouarzazate visitamos los estudios de cine, donde vimos los decorados y los objetos que se habían usado en muchas producciones. Nosotros nos hicimos fotos con las espadas, las armaduras y los trajes, una pasada tanto para nosotros como para los niños.
Por la noche nos alojamos en el riad de la agencia, que tienen un Riad propio con mucho encanto. En él se pueden ver las estrellas en un cielo maravilloso, es una actividad súper recomendable y relajante para antes de irte a dormir, alucinante.
El sexto día salimos hacia Marrakech, cruzando el puerto de Tizi n’Tichka, el más alto de Marruecos. El puerto tiene unas vistas espectaculares del Atlas. Llegamos a Marrakech por la tarde y visitamos los principales monumentos de la ciudad, como la mezquita de Koutoubia, el palacio de la Bahía o el jardín Majorelle. Por la noche, nos alojamos en otro riad de la ciudad.
El séptimo día tuvimos el día libre en Marrakech para disfrutar de la ciudad a nuestro aire. Paseamos por los zocos, donde compramos algunos recuerdos y regateamos con los vendedores. Además, probamos la gastronomía local en algunos restaurantes y cafés, donde nos gustaron mucho los platos típicos. Por la tarde, hicimos una excursión a Essaouira, una bonita ciudad costera con un ambiente bohemio. Nos gustó mucho pasear por su medina blanca y azul y ver su puerto y su plaza.
El octavo día fue el último de nuestro viaje. Hassan nos llevó al aeropuerto y nos despedimos de él con un fuerte abrazo. Le dimos las gracias por habernos enseñado su país y por habernos tratado tan bien. Él nos dijo que esperaba volver a vernos pronto y que siempre seríamos bienvenidos en Marruecos. Nos subimos al avión con una mezcla de tristeza y alegría. Tristeza por dejar un país tan bonito y tan diferente, donde habíamos vivido tantas experiencias y conocido a tanta gente. Y alegría por haber disfrutado de un viaje inolvidable, que recordaríamos siempre con una sonrisa. Marruecos nos había enamorado y nos había dejado un trocito de su magia en el corazón.
Este viaje fue una maravilla gracias a la gran experiencia de los profesionales de familymoroccotour.com, donde reservamos el viaje. Ellos se encargaron de todo: el transporte, el alojamiento, las excursiones, el guía… Todo fue perfecto y nos sentimos muy cómodos y seguros. Sin duda, recomendamos esta agencia a todos los que quieran viajar a Marruecos con niños y vivir una aventura inolvidable.
Hola, soy Jota, ¡Gracias por visitar nuestro blog!
En 2016 dejamos nuestra monótona vida y comenzamos a perseguir cascadas, atardeceres y vistas de todo el mundo. En este blog, compartimos historias y consejos de viajes favoritos.
Queremos que todo el mundo pueda viajar a donde quiera, tan a menudo como quiera.
Este diciembre vamos a ir a Marruecos unos días. ¡Un post muy inspirador!
Genial Carles! Os deseamos un buen viaje a Marruecos!